Virgen de la Almudena
La Virgen de la Almudena, o Nuestra Señora de la Almudena es
una advocación mariana de la Virgen María. Es la patrona de la ciudad de Madrid
y de la Archidiócesis de Madrid, siendo venerada en la Catedral de Santa María
de la Almudena. Su festividad se celebra el 9 de noviembre.
El título es de claro origen árabe, y tradicionalmente se
había considerado que provenía de la palabra "al-mudy" (almudín), que
significa "depósito de cereales"; pero arabistas e historiadores
especializados coinciden hoy en que el nombre procede de la palabra
"al-mudayna", o sea, "ciudadela", el antiguo recinto
militar amurallado que ocupaba la antigua colina donde hoy se asientan la
Catedral y el Palacio Real de Madrid.
Palacio Real de Madrid |
Las leyendas
Según la tradición, la imagen de Santa María de la Real de
la Almudena, que anteriormente había sido denominada como "Santa María la
Mayor", fue encontrada en el año 1085 durante la conquista de la ciudad de
Madrid por el rey Alfonso VI de León en uno de los cubos o torreones adosados a
la dicha muralla árabe, cerca de la Puerta de la Vega.
A pesar de no existir datos exactos sobre la antigüedad de
la talla como del culto, existen documentos que indican que al menos tres
siglos antes de ser encontrada fue ocultada por decreto del arzobispo Raimundo
de Toledo. Sin embargo, todo apunta a que estos documentos fueron elaborados
con posterioridad a la conquista cristiana de la ciudad para justificar la
legitimidad de esta conquista como una Reconquista.
Existen varias tradiciones acerca del origen del nombre y la
imagen. La primera cuenta que en el 712, antes de una supuesta toma de Madrid
por los árabes, los habitantes de la Villa tapiaron una imagen de la Virgen en
los muros de la muralla, para esconderla de los árabes. Con la Reconquista de
la ciudad en el siglo XI por el rey Alfonso VI, se propusieron encontrar la
imagen oculta. Después de días de plegarias, y mientras una procesión pasaba
por la Cuesta de la Vega, el fragmento de muralla donde se encontraba cayó
derruido, mostrando la imagen, que permanecía intacta y con las dos velas con
las que había sido tapiada aún encendidas a pesar de los siglos transcurridos.
Este tipo de leyendas proliferan en el siglo XIII de la mano de autores como
Rodrigo Jiménez de Rada, entre otros, para afianzar la idea de una profunda
tradición cristiana previa a la llegada de los musulmanes, tratándose de
propaganda ideológica de la Reconquista. Una leyenda similar atañe a la antigua
mezquita del Cristo de la Luz en Toledo, donde se dijo encontrar una imagen en
circunstancias similares.
Parece más probable por tanto que la imagen primitiva fuese
tallada en la Baja Edad Media, durante la repoblación cristiana de la ciudad,
para ser colocada en el altar de la antigua mezquita mayor, ahora reconvertida
en iglesia mayor de la ciudad (antigua iglesia de Santa María de la Almudena).
En aquella época era muy común la titulación de los principales templos
cristianos con advocaciones genéricas de la Virgen, Cristo y los santos, por lo
que aquella iglesia se llamaría de Santa María. Probablemente, para
diferenciarla de otras iglesias que fueron surgiendo en los arrabales de la
primitiva ciudad islámica, se conocería al templo como Santa María de la
Almudena, porque en árabe Al-mudayna quiere decir "la ciudadela", por
estar encerrada en el primer perímetro amurallado de origen árabe, que a modo
de ciudadela, quedaba encerrado en la muralla cristiana posterior. Es decir, se
le pondría este nombre para distinguirla de las demás iglesias madrileñas
dedicadas a la Virgen María.
Virgen de la Almudena |
La imagen
La imagen que se conserva actualmente en la catedral de
Madrid es de estilo Gótico tardío, realizada posiblemente entre los siglos XV y
XVI. Representa a María como reina con túnica rojiza y rico manto recamado, con
vuelta en color azul, que cubre sus hombros y cae en pliegues tubulares por
delante. Sostiene al Niño, desnudo, con ambas manos. Es una talla de buena
calidad artística, en madera dorada y policromada; se ha atribuido su
realización al círculo de Sebastián de Almonacid o bien a Diego Copín de
Holanda, ambos escultores activos en Toledo a finales del siglo XV.
La imagen de la Virgen reposa en un trono de plata, de
estilo Barroco, que fue regalado por la Villa de Madrid en el año 1640,
reinando Felipe IV; a su lado, dos grandes ciriales, asimismo de plata, de la
misma fecha. Rodea la figura un recargado resplandor, con ráfagas y ángeles
adoradores, y una media luna, símbolo inmaculista, a los pies; todo ello data
del siglo XIX.
La talla de la Virgen se encuentra en el brazo derecho del
crucero de la catedral, enmarcada por un retablo de tablas pintadas, gótico del
siglo XIV, realizado por Juan de Borgoña, procedente de Oropesa (Toledo), y
regalado por el cardenal Ángel Suquía. El retablo, colocado en alto, es
accesible mediante unas escalinatas que bordean un arco escarzano, donde se
encuentra la capilla funeraria de la reina María de las Mercedes de Orleáns,
esposa de Alfonso XII, gran devota de la Virgen.
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