lunes, 2 de noviembre de 2015

Actas del (1733/1764) del Azúcar y de la Melaza


¿Qué son las actas del azúcar y de la melaza? Se trata de las leyes aprobadas por el Parlamento británico en 1733 y 1764, para la regulación de los gravámenes fiscales sobre la importación de azúcar y melaza en las colonias inglesas de América del Norte. Estas disposiciones pertenecían al cuerpo general de legislación del Imperio británico conocido como Actas de Comercio y Navegación, que durante los siglos XVII y XVIII reguló las relaciones comerciales con las colonias ultramarinas a fin de obtener los mayores beneficios para Inglaterra dentro de la doctrina económica del mercantilismo. Aunque tanto el contrabando como la piratería en general fueron subvencionadas por los gobiernos británico y holandés en un principio, llegó un momento en el que los mercados propios también se vieron influenciados negativamente por ésta sub-economía.  

Las Actas de 1733 y 1764 iban dirigidas a eliminar la importación ilegal de azúcar y melaza desde las colonias francesas y españolas en las Indias Occidentales. Los destiladores de ron de las colonias británicas obtenían la mayor parte de la melaza necesaria para su producción de las islas de Santo Domingo y Martinica, bajo dominio español y francés respectivamente, lo que perjudicaba a los plantadores de azúcar de las colonias inglesas de Jamaica y Barbados. Éstos, bien representados en el Parlamento inglés, exigieron al gobierno la protección de su producción mediante el monopolio del mercado norteamericano del ron. De ahí que en 1733 el Parlamento aprobara la primera Acta de la Melaza, que impuso un elevado gravamen arancelario (seis peniques por galón) a las melazas procedentes de colonias extranjeras. La adopción de esta medida no benefició a los plantadores británicos, ya que los destiladores norteamericanos recurrieron al comercio ilegal procedente de las Antillas españolas y francesas para seguir obteniendo melaza a un precio inferior. Las autoridades británicas eran incapaces de controlar este contrabando, debido a las dificultades que presentaba mantener un sistema aduanero eficaz en un medio geográfico de tal amplitud como el norteamericano, y a la complicidad de los mal remunerados funcionarios de aduanas con el comercio clandestino.


La ineficacia del Acta de 1733 y el aumento de los gastos de la administración imperial en las colonias americanas provocaron la adopción de una nueva legislación arancelaria en 1764, conocida como Ley de Ingresos. Dicha legislación fue el resultado del proyecto de reforma fiscal emprendido por el ministro británico George Grenville para obtener mayores ingresos ordinarios de las colonias norteamericanas. Los gastos de mantenimiento de los establecimientos coloniales, tanto civiles como militares, se habían disparado en las dos décadas anteriores: de unas 70.000 libras en 1748 habían pasado a 350.000 en 1764 debido a las guerras con Francia. El gobierno de Londres y la clase terrateniente inglesa consideraban que las colonias norteamericanas debían contribuir en mayor medida al mantenimiento del Imperio británico. Los colonos, en cambio, creían que su contribución llegaba al máximo de sus posibilidades económicas. Sin embargo, era un hecho que la guerra colonial con Francia había generado una deuda de 2.500.000 libras esterlinas. El Parlamento se responsabilizó de parte de esta deuda, pero las colonias debían afrontar el pago del montante mayor. Algunas provincias contribuían con sumas muy importantes. Massachusetts, por ejemplo, pagaba 37.500 libras, cifra muy elevada que no alcanzaban el resto de las colonias. Por otra parte, Inglaterra obtenía ingresos muy escasos de la ineficaz recaudación aduanera, así como de las rentas de las tierras del rey en las colonias norteamericanas. Los ingresos obtenidos mediante contribuciones indirectas (derechos portuarios o ingresos devengados del monopolio comercial) eran, en cambio, muy elevados, y alcanzaban los dos millones de libras anuales.

La primera medida adoptada dentro del marco de la Ley de Ingresos de 1764 fue el Acta del Azúcar y de la Melaza. Su finalidad era doble: por una parte, buscaba aumentar el capítulo de ingresos ordinarios obtenidos de las colonias; por otra, intentaba proteger la producción británica según las doctrinas mercantilistas que dominaban las relaciones comerciales de Inglaterra con sus colonias. La puesta en vigor de estas medidas implicaba la reforma y fortalecimiento del servicio colonial de aduanas, que hasta entonces se había descuidado debido a lo costoso que resultaba en relación a los escasos ingresos que se obtenían de él.

George Washington

El Acta de 1764 aumentó el gravamen sobre el azúcar refinado. En cambio, redujo de seis a tres peniques las tasas sobre las melazas extranjeras. Ello tendió a reforzar el monopolio virtual de los plantadores británicos de Jamaica y Barbados sobre el comercio de la melaza. Además, el Acta impuso tasas adicionales a gran número de artículos de lujo, como el café, la seda y diversas manufacturas consideradas suntuarias. Derogó asimismo los derechos aduaneros que gravaban las mercancías reexportadas a las colonias desde los puertos ingleses y amplió la lista de los productos coloniales que podían exportarse exclusivamente a Inglaterra. También canceló diversas exenciones que habían disfrutado hasta entonces las colonias, como la importación libre del vino de Madeira, bebida predilecta de las clases pudientes norteamericanas, que fue gravado con una nueva tasa de siete libras el barril, contra los diez chelines del vino de Oporto, cuya importación se hacía a través de Inglaterra. El Acta contemplaba además medidas para reforzar el servicio de aduanas. Entre ellas, el traspaso al Tribunal del Vicealmirantazgo de Nueva Escocia de la jurisdicción sobre los asuntos relacionados con los ingresos aduaneros del comercio marítimo, y el establecimiento de medidas muy severas contra los patronos de barcos dedicados al contrabando.

La bajada del impuesto sobre la melaza no resultaba tan temible para los productores norteamericanos como la posibilidad de una recaudación eficaz de las nuevas tasas arancelarias. Hasta entonces, los destiladores de ron de Rhode Island y Nueva Inglaterra se habían beneficiado de la ineficacia del sistema aduanero colonial mediante la explotación del comercio clandestino. La puesta en vigor de las medidas de control aduanero previstas en el Acta y la bajada de las tasas convertirían la importación ilegal de melazas extranjeras en un negocio poco rentable. El consiguiente pago forzoso de los impuestos de las melazas importadas supondría un encarecimiento brutal del precio del ron. Como escribiría posteriormente John Adams, “no es ningún secreto que el ron fue un ingrediente esencial en la Revolución norteamericana”.

Pero el Acta del Azúcar no sólo significó un perjuicio económico para las provincias británicas de América del Norte. También planteó un problema constitucional entre las colonias y su metrópolis. En el preámbulo del Acta de 1764 se explicitaba que la imposición de las nuevas medidas respondía a la necesidad de la Corona de incrementar sus impuestos ordinarios. Ello suponía proclamar la libertad de la Corona británica para imponer arbitrariamente medidas en su beneficio sin que las colonias pudieran intervenir en la elaboración de unas leyes que tan directamente les afectaban. La aprobación de estas medidas provocó un movimiento ciudadano de gran amplitud en las provincias de América del Norte. Las protestas se multiplicaron en distintos foros, desde organizaciones de comerciantes y destiladores, a reuniones ciudadanas y asambleas provinciales. Letrados como Samuel Adams, opuestos al ejercicio arbitrario de la autoridad imperial, proclamaron la ilegitimidad de la Corona para fijar “impuestos sin representación”. La oposición antibritánica, no obstante, permanecía aún desvertebrada.

Sin embargo, en 1765 una nueva disposición de Grenville, la Stamp Act o Ley del Timbre, conseguiría cristalizar dicha oposición en un movimiento políticamente organizado. Desde el punto de vista de la oposición legalista colonial, la imposición de la Ley del Timbre significaba una nueva muestra del ejercicio arbitrario del poder por parte de la Corona. La reacción de los medios intelectuales y políticos coloniales frente a las disposiciones de 1765-1765 planteó abiertamente la cuestión de la legitimidad del Parlamento británico para legislar sobre las colonias en todos los ámbitos y produjo la movilización de los grupos más poderosos y mejor organizados de la sociedad colonial norteamericana: letrados, comerciantes, clérigos, hombres de negocios, periodistas, etc. Personajes prominentes de todas las colonias, unidos en la organización “Hijos de la Libertad”, dirigieron el movimiento de oposición en diversas ciudades. Las Asambleas provinciales protestaron enérgicamente contra las medidas de Grenville. En la Cámara de Burgueses de Virginia se afirmó la inconstitucionalidad de la Ley de Ingresos y la incompetencia del Parlamento británico para imponer en la colonia nuevas tasas y gravámenes. Los negocios con Inglaterra quedaron prácticamente detenidos durante el verano de 1765. En octubre, se reunió en Nueva York, a propuesta de Massachusetts, una asamblea general de las provincias, conocida como Congreso de la Ley del Timbre. La asamblea adoptó, entre otras, dos resoluciones de gran trascendencia para las relaciones futuras de las colonias con la metrópolis: en primer lugar, la incapacidad del Parlamento inglés para emitir legislación tributaria sobre las provincias norteamericanas; en segundo lugar, la recomendación de un boicot sistemático a los productos importados desde Inglaterra.

Pese a la destitución de Grenville en agosto de 1765, el Parlamento británico no derogó el Acta del Azúcar y de la Melaza, ni renunció a sus prerrogativas en materia de impuestos sobre las colonias norteamericanas. En 1767, la aprobación de un nuevo paquete de medidas fiscales, conocido como Leyes de Townshend, provocó un nuevo movimiento de resistencia que, si bien no tuvo el cariz violento de algunas de las manifestaciones de 1764-1765, significó la ruptura definitiva de los medios políticos e intelectuales de la sociedad colonial norteamericana con Inglaterra y estuvo, por lo tanto, en el origen del movimiento independentista.

Bibliografía.

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