viernes, 6 de noviembre de 2015

ORÁN

Orán fue fundada en el siglo X por comerciantes musulmanes andalusíes liderados por Mohammed Ibn-Abi-Aoun y Mohammed Ibn-Abdoun como centro de intercambio entre el norte de África y Al-Ándalus.

A finales del siglo XIV, la ciudad recibió un gran número de judíos mallorquines, los cuales contribuyeron a la prosperidad de la población, convertida en el puerto de la también próspera Tremecén, situada más al interior. Esta migración sucedió tras la revuelta antijudía de 1391 en Sevilla cuando, dada la debilidad en que había quedado la comunidad de Mallorca, los judíos optaron por cruzar a África, para poder practicar su religión y evitar que los obligaran a convertirse al cristianismo.

La puerta de España en la alcazaba.

Tras la apertura de las rutas comerciales portuguesas en el Atlántico (que hacían innecesaria la travesía del desierto del Sáhara) y la caída del reino de Granada, en la Península Ibérica, Orán comenzó su declive, convirtiéndose en guarida de corsarios.

En 1509 fue tomada por tropas españolas bajo el mando del Cardenal Cisneros y de Pedro Navarro. Entre 1708 y 1732, la ciudad formaría parte del Imperio otomano, siendo reconquistada por el Conde de Montemar al frente de la expedición española a Orán.

La nueva etapa de soberanía española duraría hasta 1792. El progresivo control de la piratería y la negativa de los habitantes de la zona a comerciar con Europa, determinó la rápida pérdida de importancia del enclave, que cada vez, fue menos interesante para el Gobierno de Madrid. Sin embargo el final de la presencia hispana vino de la mano de una catástrofe natural. En la madrugada del 9 de octubre de 1790, un devastador terremoto destruyó la ciudad, causando numerosos muertos y sobre todo, afectando gravemente a las murallas. El rey Carlos IV ordenó iniciar negociaciones con el Bey de Argel que desembocaron en el tratado de paz y amistad firmado el 12 de septiembre de 1791.


La constante deserción por parte de la soldadesca española era la gota que colmaba el vaso para la desagradable decisión de ceder el territorio a los otomanos. 


Así en 1792 se hizo efectiva la soberanía de los turcos que gobernaban Argel, que la controlaron directamente a través de un gobernador. Fue un periodo de decadencia que duró hasta 1831, fecha en la que se inicia la colonización francesa. Bajo el dominio galo, la ciudad se convirtió en uno de los polos fundamentales de la colonia. Decenas de miles de colonos europeos se instalaron, muchos de ellos procedentes de España, en especial de la zona levantina y Andalucía, lo que hizo que fuera la ciudad más europea de los territorios que controlaban los franceses.
Con el inicio de la Guerra de Independencia de Argelia, este carácter europeo de la ciudad, hizo que fuera uno de los principales centros de resistencia al general De Gaulle y su política de abandono del territorio. El grupo OAS tuvo allí uno de sus principales bases de apoyo y realizó numerosos atentados, tanto contra los partidarios del gobierno de París como contra musulmanes independentistas.



Esta colonización se acabó en 1 de julio 1962, después de 8 años de guerra, tras el referéndum realizado en virtud de los Acuerdos de Evian, constituyéndose Argelia como país. Sin embargo, las celebraciones por la secesión terminaron abruptamente en una terrible tragedia. El día 5 de julio, tropas del FLN atacaron los barrios europeos desencadenando una matanza de civiles. Nunca hubo balance oficial aunque en la actualidad se estima en unos 700 los pied noirs asesinados y otros 100 musulmanes partidarios de la Argelia francesa. Las causas y responsables de esta matanza no se han aclarado así como la pasividad de las tropas y policía francesa durante todo el día. Lo cierto es que el Gobierno francés fue el primer interesado en echar tierra al asunto y ocultar la magnitud de lo ocurrido.

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