ORÁN
Orán fue fundada en el siglo X por comerciantes musulmanes
andalusíes liderados por Mohammed Ibn-Abi-Aoun y Mohammed Ibn-Abdoun como
centro de intercambio entre el norte de África y Al-Ándalus.
A finales del siglo XIV, la ciudad recibió un gran número de judíos mallorquines, los cuales contribuyeron a la prosperidad de la población, convertida en el puerto de la también próspera Tremecén, situada más al interior. Esta migración sucedió tras la revuelta antijudía de 1391 en Sevilla cuando, dada la debilidad en que había quedado la comunidad de Mallorca, los judíos optaron por cruzar a África, para poder practicar su religión y evitar que los obligaran a convertirse al cristianismo.
La puerta de España en la alcazaba. |
Tras la apertura de las rutas comerciales portuguesas en el
Atlántico (que hacían innecesaria la travesía del desierto del Sáhara) y la
caída del reino de Granada, en la Península Ibérica, Orán comenzó su declive,
convirtiéndose en guarida de corsarios.
En 1509 fue tomada por tropas españolas bajo el mando del
Cardenal Cisneros y de Pedro Navarro. Entre 1708 y 1732, la ciudad formaría
parte del Imperio otomano, siendo reconquistada por el Conde de Montemar al
frente de la expedición española a Orán.
La nueva etapa de soberanía española duraría hasta 1792. El
progresivo control de la piratería y la negativa de los habitantes de la zona a
comerciar con Europa, determinó la rápida pérdida de importancia del enclave,
que cada vez, fue menos interesante para el Gobierno de Madrid. Sin embargo el
final de la presencia hispana vino de la mano de una catástrofe natural. En la
madrugada del 9 de octubre de 1790, un devastador terremoto destruyó la ciudad,
causando numerosos muertos y sobre todo, afectando gravemente a las murallas.
El rey Carlos IV ordenó iniciar negociaciones con el Bey de Argel que
desembocaron en el tratado de paz y amistad firmado el 12 de septiembre de
1791.
La constante deserción por parte de la soldadesca española era la gota que colmaba el vaso para la desagradable decisión de ceder el territorio a los otomanos.
Así en 1792 se hizo efectiva la soberanía de los turcos que
gobernaban Argel, que la controlaron directamente a través de un gobernador.
Fue un periodo de decadencia que duró hasta 1831, fecha en la que se inicia la
colonización francesa. Bajo el dominio galo, la ciudad se convirtió en uno de
los polos fundamentales de la colonia. Decenas de miles de colonos europeos se
instalaron, muchos de ellos procedentes de España, en especial de la zona
levantina y Andalucía, lo que hizo que fuera la ciudad más europea de los
territorios que controlaban los franceses.
Con el inicio de la Guerra de Independencia de Argelia, este
carácter europeo de la ciudad, hizo que fuera uno de los principales centros de
resistencia al general De Gaulle y su política de abandono del territorio. El
grupo OAS tuvo allí uno de sus principales bases de apoyo y realizó numerosos
atentados, tanto contra los partidarios del gobierno de París como contra
musulmanes independentistas.
Esta colonización se acabó en 1 de julio 1962, después de 8
años de guerra, tras el referéndum realizado en virtud de los Acuerdos de Evian,
constituyéndose Argelia como país. Sin embargo, las celebraciones por la
secesión terminaron abruptamente en una terrible tragedia. El día 5 de julio,
tropas del FLN atacaron los barrios europeos desencadenando una matanza de
civiles. Nunca hubo balance oficial aunque en la actualidad se estima en unos
700 los pied noirs asesinados y otros 100 musulmanes partidarios de la Argelia
francesa. Las causas y responsables de esta matanza no se han aclarado así como
la pasividad de las tropas y policía francesa durante todo el día. Lo cierto es
que el Gobierno francés fue el primer interesado en echar tierra al asunto y
ocultar la magnitud de lo ocurrido.
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