Napoleón pudo reunir unos 72
000 hombres y 157 cañones para la inminente batalla, aunque cerca de 7000
soldados bajo mando de Davout estaban todavía muy lejos hacia el sur en
dirección a Viena. Los aliados contaban con alrededor de 85 000 soldados, el
setenta por ciento de ellos rusos, y 318 cañones. El ejército francés era
inferior en número y al principio Napoleón no estaba seguro de su victoria. En
una carta al Ministro de Asuntos Exteriores, Talleyrand, Napoleón le pidió que
no le dijera nada a nadie de la próxima batalla, pues no quería molestar a la
emperatriz Josefina. De acuerdo con Frederick C. Schneid, la principal preocupación
de Napoleón no era la tranquilidad de Josefina, sino cómo explicarle una
derrota del ejército francés.
El campo de batalla
La batalla tuvo lugar a unos
diez kilómetros al sureste de la ciudad de Brno, entre esa ciudad y Austerlitz
(en checo: Slavkov u Brna) en lo que hoy es la República Checa. La parte norte
del campo de batalla estaba dominada por los 210 m de la colina Santon y los
260 m de la colina Zuran, ambas con vistas sobre el vital camino Olomouc/Brno,
en dirección este-oeste. Al oeste de las dos colinas se encontraba el pueblo de
Bellowitz (Bedřichovice), y entre ellos el arroyo Bosenitz (Roketnice) que
corría al sur para enlazar con el arroyo Goldbach (Ricka), que fluye entre los
pueblos de Kobelnitz (Kobylnice), Sokolnitz (Sokolnice) y Telnitz (Telnice). El
centro de toda el área eran los Altos Pratzen (Prace), una colina de suave
pendiente de unos once o doce metros de altura.
«Caballeros, examinad cuidadosamente este terreno, será un campo de
batalla; ustedes jugarán un papel en él»
Napoleón
Planes y disposiciones de
los aliados
Un consejo aliado se reunió
el 1 de diciembre para discutir propuestas para la batalla. La mayoría de
estrategas aliados tenía dos ideas fundamentales en mente: contactar con el
enemigo y asegurar el flanco sur que mantenía la línea de comunicación a Viena.
Aunque el zar y su entorno inmediato presionaron para una batalla, el emperador
Francisco de Austria era más cauteloso y como se ha mencionado, era secundado
por Kutúzov, el comandante en jefe de las tropas aliadas. Sin embargo, la
presión para luchar de los nobles rusos y de los comandantes austríacos fue muy
fuerte, por lo que los aliados adoptaron el plan del jefe del estado mayor austríaco
Franz von Weyrother. Este planeó un ataque principal contra el flanco derecho
francés, que los aliados pensaban más débil, y ataques de distracción contra su
flanco izquierdo. Los aliados desplegaron la mayoría de sus tropas en cuatro
columnas que atacarían la derecha francesa. La Guardia Imperial rusa se mantuvo
en la reserva mientras las tropas rusas bajo mando de Piotr Bagration
protegieron el flanco derecho de los aliados. Por otra parte, el zar Alejandro
retiró bruscamente su autoridad al comandante en jefe Kutúzov y se la dio a
Franz von Weyrother. En la batalla Kutúzov sólo pudo comandar el IV Cuerpo del
ejército aliado, a pesar de que todavía era el comandante de jure porque el zar
tenía miedo de asumir la responsabilidad en caso de que su plan fallase.
Escudo del primer Imperio Francés |
Planes y disposiciones de
los franceses
Napoleón tenía la esperanza
de que las fuerzas aliadas atacaran y, para forzarlos a ello, debilitó
deliberadamente su propio flanco derecho. El 28 de noviembre Napoleón se reunió
con sus mariscales en el Cuartel Imperial y estos le informaron de sus dudas
sobre la inminente batalla. Incluso sugirieron una retirada, pero el emperador
restó importancia a sus quejas.
El plan de Napoleón preveía
que los aliados lanzaran numerosas tropas para envolver su flanco derecho con
el fin de cortar la línea de comunicación francesa con Viena. Como resultado, los
flancos centrales y derecho de los aliados quedarían más expuestos y serían más
vulnerables. Con el fin de que así lo hicieran, Napoleón incluso abandonó la
estratégica posición de los Altos Pratzen, fingiendo debilidad y nerviosismo.
Mientras tanto, la fuerza principal de Napoleón se escondería frente a los
Altos y, de acuerdo al plan, atacaría y recapturaría la loma para a
continuación lanzar un ataque decisivo al centro de la línea aliada,
paralizarla y rodearla por la retaguardia.
“Si la fuerza rusa abandona los Altos
Pratzen para ir al flanco derecho, será derrotada sin duda.”
Napoleón
El empuje masivo a través del
centro aliado fue conducido por los 16 000 hombres del IV Cuerpo del mariscal
Soult. La posición de este cuerpo fue envuelta por una densa niebla durante los
compases iniciales de la batalla; de hecho, el tiempo que duró esa niebla fue
vital para el plan de Napoleón. Las tropas de Soult serían descubiertas si la
niebla se disipaba muy pronto pero, si permanecía demasiado tiempo, Napoleón no
podría saber si los aliados habían abandonado los Altos Pratzen y le impediría
lanzar su ataque en el momento justo.
Mientras tanto, para dar
soporte a su débil flanco derecho, Napoleón ordenó al III Cuerpo de Davout
marchar desde Viena para unirse a los hombres del general Legrand, que ocupó el
flanco del extremo sur pues iba a soportar la mayor parte del ataque aliado.
Los soldados de Davout tenían 48 horas para recorrer 110 km. Su llegada fue
crucial para el éxito del plan francés, pues la disposición de Napoleón en su
flanco derecho era muy arriesgada por la debilidad de las tropas allí
guarnecidas. Sin embargo, la razón por la que Napoleón pudo usar un plan
arriesgado fue porque Davout, comandante del III Cuerpo, era uno de sus mejores
mariscales, porque la posición de su flanco derecho estaba protegida por un
complicado sistema de arroyos y lagos, y porque los franceses ya se habían
establecido en una línea secundaria de retirada a través de Brunn (Brno). La
Guardia Imperial y el I Cuerpo de Bernadotte se mantuvieron en la reserva
mientras el V Cuerpo bajo mando de Jean Lannes guardaba el sector norte del
campo de batalla, donde se encontraba la nueva línea de comunicación.
El 1 de diciembre las tropas
francesas se habían desplazado de acuerdo con el movimiento de los aliados
hacia el sur, tal como esperaba Napoleón.
Rusia |
Comienzo de los combates
Las acciones de combate
dieron comienzo sobre las ocho de la mañana del 2 de diciembre de 1805, cuando
la primera columna aliada atacó la villa de Telnitz, defendida por el 3.er
Regimiento de Línea. Este sector del campo de batalla fue escenario de
numerosos combates en los momentos posteriores con varias cargas aliadas que
expulsaron a los franceses de la localidad y los obligaron a retroceder a la
otra orilla del arroyo Goldbach. Los primeros hombres de los cuerpos de Davout
llegaron en ese momento e hicieron salir a los aliados de Telnitz, pero a
continuación fueron atacados por húsares y nuevamente arrojados de la
localidad. Otros ataques aliados en Telnitz fueron detenidos por la artillería
francesa.
Las columnas aliadas
comenzaron a embestir la derecha francesa, pero no a la velocidad deseada pues
los franceses les pusieron freno con éxito. En realidad, los ataques de los
aliados estaban equivocados y llegaban a destiempo: los destacamentos de caballería
de Liechtenstein en el flanco izquierdo aliado tuvieron que ser colocados en el
derecho y, en el traslado, se encontraron y retrasaron a parte de la segunda
columna de infantería que avanzaba contra la derecha francesa. Los
planificadores pensaron en ese momento que era un desastre, pero luego
resultaría una ayuda. Mientras tanto, la vanguardia de la segunda columna
estaba atacando el pueblo de Sokolnitz, defendida por el 26º Regimiento Ligero
y tirailleurs, hostigadores franceses. Los asaltos aliados iniciales no
tuvieron éxito y el general Langeron ordenó el bombardeo de la villa, lo que
expulsó a los franceses. Al tiempo la tercera columna acometía el castillo de
Sokolnitz. Los franceses contratacaron y retomaron el pueblo para ser
expulsados de nuevo. Los combates en el sector cesaron temporalmente cuando la
división de Louis Friant, parte del III Cuerpo, se hizo con la localidad.
Sokolnitz fue quizá la más disputada del campo de batalla y cambió de manos varias
veces a lo largo del día.
Mientras las tropas aliadas
atacaban el flanco derecho de los franceses, el IV Cuerpo de Kutúzov se detuvo
en los Altos Pratzen y se quedó allí. Al igual que Napoleón, Kutúzov se dio
cuenta de la importancia de Pratzen y decidió proteger la posición, pero el zar
no lo entendió así y expulsó al IV Cuerpo de los Altos, empujando al ejército
aliado a su tumba.
Sobre las 8:45 de la mañana,
satisfecho por la debilidad del centro enemigo, Napoleón preguntó a Soult
cuánto tiempo tardarían sus hombres en llegar a los Altos Pratzen, a lo que el
mariscal respondió: «Menos de veinte minutos, sire». Aproximadamente un cuarto
de hora después el emperador francés ordenó el ataque, añadiendo: «Un golpe fuerte y la guerra ha terminado».
Una densa niebla ayudó a
cubrir el avance de la división de Saint-Hilaire, pero, a medida que ascendían,
el legendario «Sol de Austerlitz» disipó la niebla y les infundió coraje. Los
soldados y oficiales rusos que se encontraban en la parte superior quedaron
sorprendidos al ver la cantidad de soldados enemigos que avanzaban hacia ellos.
Tras una hora de lucha, la cuarta columna aliada quedó casi completamente
destruida, aunque otros soldados de la segunda, en su mayoría austríacos sin
experiencia, también participaron e igualaron fuerzas en la refriega contra una
de las mejores fuerzas de combate del ejército francés, a la que expulsaron
momentáneamente del alto. Sin embargo, presa de la desesperación, los hombres
de Saint-Hilaire cargaron de nuevo a la bayoneta y ganaron la posición. Al
norte, la división del general Vandamme atacó en un área llamada Staré
Vinohrady («Viejos viñedos») y gracias a sus hábiles tirailleurs y sus mortales
descargas de fusilería acabaron con varios batallones enemigos.
Despliegues aliado (rojo) y francés (azul) a las 18:00 horas del 1 de diciembre de 1805, el día anterior a la batalla. |
La batalla se había vuelto
claramente a favor del bando francés, pero estaba lejos de terminar. Napoleón
ordenó al I Cuerpo de Bernadotte dar soporte a la izquierda de Vandamme y
trasladó su propio centro de mando desde la colina Zuran a la capilla de San
Antonio en los Altos Pratzen. La difícil situación de los aliados fue
confirmada por su decisión de enviar a la Guardia Imperial rusa, bajo mando del
Gran Duque Constantino, hermano del zar Alejandro, a contratacar en la sección
del campo de Vandamme, forzando sangrientos combates y la única pérdida de una
unidad francesa en la batalla, un batallón del 4º Regimiento de Línea.
Previendo problemas, Napoleón ordenó avanzar a su guardia de caballería pesada,
que aniquiló a sus contrapartes rusas pero no consiguió decantar la batalla por
la gran cantidad de unidades montadas de ambos bandos implicadas en la lucha.
Los rusos tenían ventaja numérica, pero la intervención de la división Drouet,
segunda del I Cuerpo de Bernadotte, permitió a la caballería francesa buscar
refugio tras sus líneas. La artillería a caballo de la guardia de Napoleón
también causó numerosas bajas a la caballería y los fusileros rusos, que
abortaron la acción y cayeron en gran número perseguidos durante casi medio
kilómetro por la fortalecida caballería gala. Las víctimas rusas en Pratzen
incluyeron a Kutúzov, gravemente herido, y a su hijastro Ferdinand von Tiesenhausen,
muerto en combate.
Final
Mientras tanto, la parte
norte del campo de batalla también era testigo de intensos combates. La
caballería pesada del príncipe de Liechtenstein comenzó a asaltar a las fuerzas
de caballería ligera francesa de Kellerman tras haber alcanzado su posición
correcta en el campo. El combate comenzó favorable a los franceses, pero los
efectivos de Kellerman se cubrieron tras la división de infantería del general
Caffarelli una vez que quedó claro que el número de rusos era demasiado
elevado. Los hombres de Caffarelli detuvieron los asaltos de los rusos y
permitieron a Joaquín Murat enviar a la lucha a dos divisiones de coraceros,
comandadas por d'Hautpoul y Nansouty, para acabar de forma definitiva con la
caballería zarista. La refriega fue encarnizada y larga, pero se impusieron los
franceses. Entonces Lannes lanzó su V Cuerpo contra los efectivos de Piotr
Bagration y, tras duros combates, consiguió expulsar al experto comandante ruso
del campo de batalla. Lannes quería perseguirlo, pero Murat, a cargo de ese
sector, estuvo en contra de la idea.
La atención de Napoleón se
desplazó entonces hacia el extremo sur del campo de batalla, donde sus tropas y
los aliados continuaban luchando por Sokolnitz y Telnitz. En un doble ataque,
la división de St. Hilaire y parte del III cuerpo de Davout arremetieron contra
el enemigo en Sokolnitz y persuadieron a los comandantes de las dos columnas,
los generales Kienmayer y Langeron, para huir rápidamente. Buxhowden,
comandante ruso del ala izquierda de los aliados y hombre responsable de
liderar el ataque, estaba completamente borracho y también emprendió la huida.
Kienmayer cubrió su retirada con la caballería ligera de O'Reilly, quien además
derrotó valientemente a cinco de los seis regimientos de caballería francesa
antes de tener que retirarse también.
“Estaba… bajo un feroz y continuo fuego
de artillería… Muchos soldados, inmersos en intensos combates desde las 7 de la
mañana a las 4 de la tarde, se habían quedado sin munición. Yo no podía hacer
otra cosa que retirarme…”
Teniente general Przhebishevsky
Entonces se apoderó del
ejército aliado un pánico general y comenzó a abandonar el campo de batalla en
todas las direcciones posibles. Durante esta retirada se produjo un famoso y
terrible episodio: las fuerzas rusas derrotadas por los galos se retiraban al
sur, hacia Viena, a través de los estanques helados Satschan. La artillería
francesa los atacó y rompió el hielo, provocando que muchos hombres se ahogaran
en las aguas heladas y se hundieran decenas de piezas de artillería. Las
estimaciones de las fuentes sobre cuántos cañones fueron capturados en esta
acción difieren, pues pueden ser desde 38 a más de 100, así como el número de
bajas, que oscila entre 200 y más de 2000. Debido a que Napoleón exageró este
incidente en su informe sobre la batalla y a que el zar lo aceptó tácitamente
como excusa a tan catastrófica derrota, las cifras más comedidas deben acercarse
más a la realidad. Muchos rusos ahogados fueron rescatados por los franceses. Sin
embargo, las evidencias locales, hechas públicas mucho después, sugieren que el
relato de Napoleón es totalmente ficticio, pues por instrucciones del emperador
los lagos fueron drenados unos pocos días después de la batalla y sólo fueron
encontrados los cuerpos de dos o tres hombres y unos 150 caballos.
Resultados militares y
políticos
Las bajas aliadas se situaron
alrededor de 27 000 en un ejército de 73 000 hombres, un 37% de sus efectivos.
Los franceses perdieron unos 9000 de una fuerza de 67 000, un 13%. Los aliados
también perdieron 180 cañones y 50 estandartes. La gran victoria se recibió con
asombro y delirio en París, pues pocos días antes la nación estaba al borde de
un colapso financiero.
«He vencido al ejército austro-ruso
comandado por dos emperadores. Estoy un poco cansado… Un abrazo.»
Napoleón
a Josefina
Francia y Austria firmaron
una tregua el 4 de diciembre y firmaron el Tratado de Presburgo veintidós días
después. Austria accedió a reconocer el territorio francés capturado por los
tratados de Campo Formio (1797) y Lunéville (1801), ceder tierra a Baviera,
Wurtemberg y Baden, que eran aliados alemanes de Napoleón, pagar cuarenta
millones de francos en indemnizaciones de guerra y entregar Venecia al Reino de
Italia. Fue un final duro para Austria, sin duda, pero no una paz catastrófica.
Al ejército ruso se le permitió retirarse a su patria y los franceses acamparon
en el sur de Alemania. El Sacro Imperio Romano desapareció en 1806. Napoleón
creó la Confederación del Rin, compuesta por una serie de estados alemanes en
la frontera entre Francia y Prusia. Prusia vio estos movimientos como una
afrenta a su condición de principal potencia de Europa Central y emprendió la
guerra contra Francia en 1806.
Austerlitz y la campaña
previa alteraron profundamente la naturaleza de la política europea. En tres
meses los franceses habían ocupado Viena, destrozado dos ejércitos y humillado
al Imperio austríaco. Estos hechos contrastan con las rígidas estructuras de
poder del siglo XVIII. Austerlitz sentó las bases para casi una década de
dominación francesa del continente europeo, pero otro de sus efectos inminentes
fue provocar la guerra con Prusia en 1806.
«Somos bebés en las manos de un gigante».
Zar Alejandro
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