Comercio entre España y sus colonias en América
Sistema de Flotas y Galeones
En los primeros tiempos de expediciones, donde cada armador o comerciante organizaba por su cuenta dichas embarcaciones; pero el contrabando y los piratas obligaron a las autoridades españolas, Felipe II de España, hijo de Carlos I, a formar flotas compuestas por varias naves artilladas que navegaban juntas. A partir de 1573 este sistema de "flotas y galeones" se volvió obligatorio y oficial y todo navío debía ir o regresar de México formando parte de la flota bajo pena de sanciones si no cumple dicha propuesta.
Cada año se equipaban en Sevilla dos flotas: una con destino a Veracruz (México), denominada "flota de Nueva España" y la otra a Portobelo (Panamá), llamada "flota de Tierra Firme" de la que partían algunas naves para Cartagena y Caracas.
Los comerciantes del Río de la Plata iban a proveerse a Potosí, pasando por Jujuy, Salta y Córdoba. Llegan después de larga peregrinación, muy recargados sobre su valor primitivo.
Poco tiempo después de la llegada de los galeones, los comerciantes de la América del Sur llevaban sus productos a Portobelo, para ser cambiados allí por los artículos manufacturados. En este último puerto la flota esperaba las mercaderías, que a lomo de mula atravesaban el istmo de Panamá, punto en donde la Armada del Mar del Sur había dejado los productos recogidos en Valparaíso, Callao y Guayaquil.
Portobelo era, pues, el emporio del comercio sudamericano. Ambos convoyes cargados con esmeraldas de Nueva Granada, perlas de Margarita, tabaco, cacao, etc. de Venezuela, minerales de Nicaragua, metales preciosos del Perú y de México y sus respectivas flotas defensoras, volvían a Cádiz.
El cargamento de los buques se efectuaba en España, por comerciantes de Sevilla y Cádiz, con la intervención de la Casa de Contratación, la que indicaba qué artículos y qué cantidad debían embarcarse; los productos que de retorno debían llevar y las escalas que tenían que hacer.
En Portobelo, Panamá y Potosí se efectuaban ferias anuales que duraban de 30 a 40 días y allí se llevaban los productos de las minas, la vainilla, el palo de campeche, quinina, cueros, sebos y cereales para cambiarlos por productos procedentes de España.
El Monopolio Mercantilista
A menudo se ha llamado a este sistema monopolio comercial. Fue monopolio en el sentido de que España era el único vendedor y el único comprador, según lo pedían las doctrinas estatistas de los teóricos del mercantilismo (que valoraba como sinónimo de riqueza la posesión de metales preciosos).
Contra ese único comprador y vendedor protestaban los países con mercantilismo de flotas y fletes, como Inglaterra y Holanda (por más información recomiendo visitar: http://creartehistoria.blogspot.com/2010/10/el-mercantilismo-entre-espana-y-america.html)
Ventajas para España
El sistema le permitió un efectivo contralor del comercio con los reinos de Indias, gracias al sistema de flotas y al régimen de puerto único.
Inconvenientes para España
Agudizó el ingenio de los contrabandistas, no sólo ingleses y holandeses, sino también españoles. Incluso las autoridades se mezclaban en dicha actividad. El contrabando, resultó siempre un magnífico negocio en perjuicio de la Corona.
Inconvenientes para América
El encarecimiento de los productos en zonas distantes a los puertos donde llegaba la flota. Debido a la cantidad de intermediarios por los que pasaban, los productos en las zonas más australes del continente podían salir muchas veces más caras que en el Caribe y zonas aledañas. También, el desabastecimiento, debido a que muchos de los productos que traían los barcos se perdían o pudrían en el trayecto
Ventajas para América
Pero tales restricciones involucraron una ventaja: el desarrollo de las manufacturas americanas. Se desarrollaron tanto para no pagar de más los productos como para no esperar a la llegada de la próxima flota. La necesidad estimuló el ingenio de los americanos: estos prefirieron elaborarlas en el país. De ese modo, las ciudades del interior hicieron surgir una abundante industria manufacturada. El monopolio incentivó la mejor defensa de los telares, obrajes, ingenios, talleres, molinos y viñedos, crecidos a la sombra de la necesidad. También, el desarrollo del contrabando, principalmente en los puertos más importantes de Sudamérica, como el de Buenos Aires. Fue una respuesta considerada legítima para no pagar excesos de precios.
El contrabando
El régimen español de los siglos XVI y XVII y la prohibición impuesta a los extranjeros de comerciar con las posesiones americanas, trajeron como consecuencia el contrabando o comercio clandestino que no pagaba derechos aduaneros, violaba y defraudaba al fisco español.
Los ingleses, portugueses y holandeses introducían toda clase de géneros a las colonias americanas. Por razones políticas España permitió que Francia pudiera comercializar con el Perú, permiso aprovechado por los franceses para introducir en Lima toda clase de mercaderías. En el Río de la Plata, muchas embarcaciones procedentes de Sevilla se detenían en el Brasil, para cargar allí los géneros e introducirlos luego en Buenos Aires. Otras veces las naves penetraban en el estuario del Río de la Plata y pasaban a los barcos españoles su cargamento, en retorno de los frutos del país que éstos cargaban clandestinamente. Colonia del Sacramento y Las Antillas, fueron focos de contrabando con Hispanoamérica. Estas posesiones españolas fueron utilizadas por Inglaterra, Francia, Holanda y Portugal para evadir el comercio español.
Intentando eliminar estos "abusos del contrabando", los comerciantes de Cádiz fueron autorizados para enviar buques de registro a parte del sistema de galeones. Esta medida fue utilizada para el Río de la Plata que pudo obtener los artículos europeos en más abundancia y menor precio.
Corsarios y piratas
Los corsarios y piratas, generalmente ingleses, franceses y holandeses, se organizaron para atacar las flotas españolas y apoderarse de las riquezas y mercaderías que transportaban.
Los corsarios actuaban cuando su país mantenía guerra con España. El botín capturado se repartía correspondiendo una parte al Estado. Sus actividades cesaban al declararse la paz. Los piratas operaban en todo tiempo, por cuenta propia y se distribuían entre sí el producto. Su centro estaba en la isla Tortugas, al norte de Haití, desde donde se desplazaban, durante los siglos XVII y XVIII, por el mar de las Antillas.
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